Las imágenes evocan un paisaje interior donde se dejan entrever el debate y la pugna que a veces nos sumergen en nuestros conflictos más recónditos.

Hacer evidente lo que parece arraigado a nuestro universo personal puede, en perspectiva, dejarnos en evidencia.

 

El retrato de estos conflictos pone de manifiesto la magnitud relativa de los mismos, posicionándonos como espectadores de lo que podría ser nuestra propia imagen.

Lo absurdo y lo existencial como ironía de nuestro mundo más interior.